El efecto invernadero: recuento de gases y por qué es importante

Es normal tener sentimientos encontrados respecto al carbono. ¿Es bueno o malo? Por un lado, es la base de toda la vida en la Tierra. Por otro, está relacionado con el cambio climático. Es el gas de efecto invernadero más generado y atrapa el calor en la atmósfera. Es lo que se conoce como efecto invernadero. Calienta el planeta a temperaturas que mantienen la vida en la Tierra habitable. Sin él, el mundo se parecería más a Marte: un lugar helado e inhabitable.

El delicado equilibrio de la vida en nuestro planeta depende de una compleja serie de factores. Desde la erupción de volcanes e incendios forestales, hasta la deforestación y los combustibles fósiles, el ciclo del carbono se ve afectado por la naturaleza y las actividades humanas. Por ejemplo, la voraz quema de combustibles fósiles para obtener energía está aumentando artificialmente el efecto invernadero del dióxido de carbono. El resultado es un aumento de las temperaturas que altera el sistema climático del planeta, lo que provoca un cambio climático catastrófico.

Echemos un vistazo a qué es el efecto invernadero, qué lo causa y cómo podemos atenuar sus contribuciones a nuestro clima cambiante.

Índice

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¿Qué es el efecto invernadero?

El Sol irradia energía, parte de la cual es absorbida por la Tierra y el resto rebota al espacio. Sin embargo, los gases de efecto invernadero de la atmósfera terrestre atrapan parte de esta energía reflejada, lo que impide que escape por completo al espacio y contribuyendo así al calentamiento de nuestro planeta. Este proceso de calentamiento natural puede observarse en la Tierra y en otros planetas de nuestro sistema solar. Esta es una definición muy simple del efecto invernadero. Profundicemos un poco más en las causas del efecto invernadero.

¿Cómo funciona el efecto invernadero?

El efecto invernadero está causado por ciertos gases llamados gases de efecto invernadero. Las moléculas de los gases de efecto invernadero absorben y emiten de nuevo radiación térmica, del mismo modo que un diapasón absorbe y emite de nuevo ondas sonoras sintonizadas a su frecuencia. Las moléculas de los gases de efecto invernadero devuelven parte de esta radiación térmica a la superficie de la Tierra, contribuyendo a la acumulación de calor. Un diagrama sencillo del efecto invernadero puede ser útil para describir el efecto invernadero y lo que provocan los gases de efecto invernadero en la atmósfera de la Tierra.

¿Qué son los gases de efecto invernadero?

Los gases de efecto invernadero son, en su mayor parte, un fenómeno natural; atrapan el calor de la luz solar que se refleja en la superficie de la Tierra. Durante más de diez mil años, durante la época en la que la humanidad evolucionó de cazadores y recolectores a civilizaciones agrícolas y urbanas, la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera permaneció relativamente estable, manteniendo así la temperatura de la superficie de la Tierra en un nivel cálido.

Entonces, ¿qué gases contribuyen al efecto invernadero? Aunque se presentan en muchas formas, estos son los principales ejemplos de gases de efecto invernadero:

  • Dióxido de carbono (CO2): el dióxido de carbono, responsable de casi el 80 % de las emisiones globales de origen humano, puede permanecer en el planeta durante bastante tiempo. Parte del CO2 se absorbe rápidamente, pero otra parte permanecerá en la atmósfera durante miles de años.
  • Metano (CH4): el metano permanece en la atmósfera unos 12 años, menos tiempo que el dióxido de carbono, pero es bastante más potente en términos de efecto invernadero.
  • Óxido nitroso (N2O): el óxido nitroso es un potente gas de efecto invernadero. Tiene un potencial de calentamiento global unas 270 veces superior al del dióxido de carbono en una escala temporal de cien años y permanece en la atmósfera, de media, algo más de un siglo.
  • Gases fluorados: los gases fluorados son artificiales y se emiten en diversos procesos industriales y de fabricación. Existen cuatro categorías principales: hidrofluorocarburos (HFC), perfluorocarburos (PFC), hexafluoruro de azufre (SF6) y trifluoruro de nitrógeno (NF3).
  • Vapor de agua (H2O): se trata, con diferencia, del gas de efecto invernadero más abundante. La diferencia entre el vapor de agua y el resto de gases de efecto invernadero es que los cambios en sus concentraciones atmosféricas no están relacionados directamente con las actividades humanas, sino con el calentamiento resultante de los otros gases de efecto invernadero que emitimos.

Al aumentar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, estamos amplificando el efecto invernadero natural de la Tierra y subiendo el dial del calentamiento global y del cambio climático.

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¿Por qué un coche se calienta al sol?

Veamos un par de ejemplos de efecto invernadero: el sol calentando un coche y el sol calentando un invernadero. La luz visible penetra a través del cristal y calienta los objetos que hay en su interior. Estos objetos absorben la luz e irradian al aire luz infrarroja, como forma de liberar la energía. Esta luz infrarroja, que se percibe como calor, tiene una longitud de onda demasiado larga como para atravesar el cristal, por lo que queda atrapada en el interior del coche o el invernadero. Este fenómeno se conoce como radiación infrarroja y explica por qué un coche se calienta cuando está al sol.

Entonces, ¿el efecto invernadero es bueno para nosotros como seres humanos? Los invernaderos funcionan muy bien para ofrecer un buen hábitat a las plantas en crecimiento porque dejan entrar la luz visible, pero atrapan el calor residual. Sin embargo, atrapar demasiado calor puede ser peligroso, y el ejemplo más importante de ello es el cambio climático global.

¿Qué entendemos por efecto invernadero desbocado?

Podemos aprender mucho sobre el cambio climático de nuestro planeta hermano Venus, el vecino más cercano de la Tierra. Actualmente, Venus tiene una temperatura superficial de 450 °C (lo suficientemente caliente como para licuar el plomo, según los científicos de la NASA) y una atmósfera dominada por un 96 % de dióxido de carbono, lo que lo convierte en un infierno abrasador. Sin embargo, no siempre fue así. De hecho, es posible que alguna vez tuviera un clima parecido al de la Tierra.

¿Qué ocurrió en Venus? Hace varios miles de millones de años, un efecto invernadero desbocado convirtió toda el agua de la superficie en vapor, que luego escapó lentamente al espacio. Es algo que ocurre cuando un planeta absorbe más energía del sol de la que puede irradiar al espacio.

¿Podría ocurrir esta situación en la Tierra? Según algunos científicos, aunque quemáramos todos los recursos de combustibles fósiles del planeta, eso no nos llevaría necesariamente hacia un colapso climático. Si estudiamos por qué el clima de Venus tomó una dirección tan diferente con respecto a la habitabilidad, probablemente podríamos aprender algunas lecciones valiosas sobre el cambio climático, y evitaríamos llegar al punto de no retorno.

En términos sencillos, los «puntos de inflexión» en el cambio climático se parecerían a un balancín. Basta un poco de peso para inclinar un balancín y que resulte difícil regresar a la posición de partida. En el sistema climático, los puntos de inflexión representan niveles críticos en los que pequeños cambios pueden provocar grandes y, a menudo irreversibles, cambios en los patrones climáticos. Una vez superados estos puntos, pueden provocar una reacción en cadena, con más emisiones entrando en la atmósfera. Por ejemplo, el deshielo del permafrost libera metano y los incendios forestales aumentan los niveles de dióxido de carbono.

La solución está en las normas

Para evitar unos cambios climáticos impredecibles e incontrolables, la humanidad debe actuar con rapidez y de forma coordinada, implementando estrategias integrales para reducir las emisiones de carbono, conservar la biodiversidad y realizar una transición hacia una vida sostenible a nivel mundial. Una herramienta importante para actuar con conocimiento de causa es monitorear atentamente la temperatura de la Tierra y las emisiones de gases de efecto invernadero.

La buena noticia es que ahora los gobiernos y las organizaciones pueden respaldar los compromisos de cero neto mediante acciones creíbles utilizando las normas ISO. Por ejemplo, ISO 14064 es una Norma Internacional para la cuantificación y verificación de los gases de efecto invernadero. Ofrece a las organizaciones un marco para medir y notificar las emisiones de gases de efecto invernadero, así como para verificar las reducciones y eliminaciones de emisiones. Esta norma, compuesta de varias partes, es una herramienta importante para garantizar la transparencia y la uniformidad en todos los esfuerzos mundiales de lucha contra el cambio climático.

Evitar el caos del efecto invernadero

Hoy en día, las concentraciones de gases de efecto invernadero de origen humano en la atmósfera son más altas que nunca y el planeta se está calentando. La buena noticia es que tenemos la capacidad de frenar las emisiones de gases de efecto invernadero si revisamos nuestros sistemas energéticos, hábitos y estilos de vida.

Comprender el efecto invernadero y el papel de los diferentes gases es fundamental para mitigar los impactos del cambio climático. Gracias a la adopción de Normas Internacionales para medir y notificar nuestras emisiones, garantizamos que nuestros esfuerzos sean lo más eficaces y coordinados posible. Puesto que solo las emisiones de gases de efecto invernadero de hace un siglo siguen contribuyendo al cambio climático que apreciamos hoy, las emisiones que liberemos hoy nos afectarán durante mucho tiempo en el futuro.

Los gases de efecto invernadero, o «GEI» para abreviar, son gases atmosféricos que atrapan el calor de la luz solar que se refleja en la superficie de la Tierra. Se trata de un fenómeno natural que contribuye a mantener nuestro planeta a una temperatura adecuada para la vida. Sin embargo, desde el comienzo de la revolución industrial, los seres humanos han estado liberando gases de efecto invernadero adicionales a la atmósfera, que modifican la composición de gases de nuestro aire.

Respuesta: Nitrógeno

El nitrógeno no es un gas de efecto invernadero, ya que no puede absorber calor y contribuir al efecto invernadero. Sin embargo, el exceso de nitrógeno en el medio ambiente en forma reactiva (que procede del uso de fertilizantes sintéticos, del vertido de aguas residuales o de la quema de combustibles fósiles) contamina la tierra, el agua y el aire. Los compuestos que se crean cuando el nitrógeno reacciona con otras sustancias, como el óxido nitroso, agravan el cambio climático.